
Quiero contarte el sueño que tuve anoche, que nos atañe a los dos, bueno te comienzo a contar que soñé con los inicios de como Sudfriel conoce a Armestiza, eran enemigos, Sudfriel como siempre al lado de Lúyuria combatiendo cuerpo a cuerpo con soldados de la maldad y entre ellos estaba esta hermosura llamada Armestiza con unos hombres lagartos como compañeros, ella estaba vestida con una especie de blusa negra, una minifalda de mezclilla negra igual, unas pantys negras y botas militares, las seguíamos por los cerros con Lúyuria hasta que la veía hacia arriba y le veía sus hermosas piernas, la instaba a bajar, para que luchara conmigo, era de armas tomar esta chica, de una hermosura que sólo vos igualás, era mi enemiga, y ¿cómo yo la obligo a bajar?, piropeándola jodiendole su orgullo guerrero, no sé si vos ¿conocés a xena?, bueno algo así, ella enfadada baja, Lúyuria se queda combatiendo con los hombres lagartos, a todo esto el combate era con espadas cual epopeya medieval, bueno estábamos en esa combatiendo con espadas y llega un momento en que yo la acorralo en un muro de roca le tomo la mano donde tiene su espada, la tengo a mi merced, la miro a los ojos, ella me mira con ojos de ira, como quién mira a su enemigo, le beso esos hermosos labios carnosos, me muerde, la miro, la vuelvo a besar, me corresponde con un delicioso beso, le suelto su mano para abrasarla, me quita mi espada, y cambian los papeles, agarra su espada con ambas manos para cortar mi cabeza, me mira y me dice: -¿Porqué me besaste?... sería todo más fácil, si no lo hubieses hacho... debo matarte… sos mi enemigo.
-Hacelo... le digo yo.
De nuevo con ambas manos lo va hacer y aparece Lúyuria al rescate y con un grito desgarrador dice:
-Nooooo!...
Me va a cortar la cabeza, se arrepiente bota su espada y me besa, aún siento ese beso, rico, muy rico, Lúyuria apunta con su espada la espalda de Armestiza, la captura y la amarra.
-¡Soltala!... la digo yo... dejala ella no quiso matarme... y Lúyuria me dice:-La recompensa por ella es muy alta... no la desperdiciemos.
Y detrás de ambas tomo mi espada, le corto las amarras a Armestiza y la dejo libre.
-¡Vete!... le digo... me mira y me dice:
-¡Nos volveremos a ver amado enemigo!...
Lúyuria comprende y la deja ir y su hermosa figura se pierde en el paisaje.