Quisimos averiguar mi amigo y yo, ¿qué había en ese edificio abandonado que tantas veces habíamos visto?, pero nunca quisimos subir a averiguarlo, pero hoy era diferente, íbamos a subir por las escaleras pero decidimos utilizar el ascensor y arriesgarnos a que estuviese descompuesto, nos metimos en el ascensor y presionamos al mismo tiempo dos botones, él el cinco y yo el ocho y se comenzó a mover de arriba hacia abajo, rápido pero muy rápido, sentíamos un poco de miedo y quedamos más batido que una leche malteada, hasta que se detuvo y se abrieron las compuertas, salimos y era el caos mismo, gente que se peleaba entre ella, mucha gente había en ese lugar, donde hace un rato no había nadie.
-¿Dónde estamos?... les pregunté a los que ahí estaban.
-En cualquier lugar… contestaron.
-¿Qué acaso no lo saben?...
-¡Ah son recién llegados!...
-¡Igual que el otro!...
No entendíamos nada, teníamos miedo y sólo queríamos volver, había curiosidad de parte de la gente y querían saber ¿cómo hicimos funcionar el ascensor? Y querían ir al lugar de donde nosotros veníamos, de repente todos se alejaron y uno de ellos se quedó y nos dijo:
-¡Es mejor que se vallan!, pero llévenme a mí con ustedes.
Yo salí hacia fuera y observe que habían muchos edificios igual a este, donde había uno ahora habían varios.
La gente ya no estaba en las calles sentía miedo en ese instante de silencio total y dije:
-Mejor nos vamos…
Nos metimos los tres en el ascensor y presionamos de nuevo con mi amigo juntos el botón cinco y ocho y nada ni siquiera se cerraba la compuerta, ¿qué hacemos?, nos preguntábamos.
-Ya sé, presionemos tres botones a la vez, como somos tres a lo mejor así funciona…
Y así lo hicimos, mi amigo el cinco, yo el ocho y el otro muchacho presionó el tres y nada, sentíamos miedo y desesperación, pensábamos que nos quedaríamos aquí. Salí a mirar afuera y observo un hombre de avanzada edad y muy grande que venía con arma en la mano y un arma que no conocía, me vio y me dijo:
-¡Con que vienen dos ahora!... y ¿quieren ser superiores a nosotros?, conmigo al igual que el anterior que vino no podrán…
Y lanzando disparos se dirigió hacia nosotros, les avisé a mis amigos y salimos corriendo de ahí, pero el hombre era muy rápido y si seguíamos así, pronto nos daría alcance, pero en el camino encontré un arma y comencé a devolver sus disparos y nos dio tiempo para escondernos.
Nos escondimos detrás de un tambor y él nos comenzó a buscar diciéndonos:
-¡De mí no escaparán!...
Yo le pregunté al muchacho que ¿quién era él? Y me contó que era el jefe, el que los mandaba a todos, me contó además que no era abusivo con ellos, pero mantiene el orden y los protege de cualquier amenaza extranjera.
-La otra vez llegó alguien como ustedes así muy amble y después se creía muy superior a todo, él quería mandar, quería ser el jefe, pero nuestro jefe como es muy bravo, no le aguantó una más y lo mató, y de ahí esa desconfianza con los recién llegados, lo mismo piensa de ustedes y no acabará hasta matarlos…
En ese momento de descuido, el hombre nos descubre y se viene silenciosamente acercando hacia nosotros, me doy cuenta en el acto, le lanzo un disparo y le doy en pleno brazo y le digo apuntándole nuevamente:
-Suelta el arma o te mato, ¡no tengo mala puntería!...
El hombre dándose cuente que el primer disparo lo había herido, no quiso arriesgarse y soltó el arma, nos acercamos a él y le dije, que no nos temiera, nosotros no representamos ningún peligro, ni para él, ni para su gente, llegamos aquí por un accidente y lo único que queremos es volver. Y él nos respondió:
-Bueno entonces vuelvan al lugar de donde vinieron…
Y nos fuimos todos al edificio del ascensor, el muchacho sabía cual era, nosotros estábamos confundidos, con tantos que había y tan iguales. Llegamos al edificio y meditamos un rato, ¿qué hacer?, a mí se me ocurre algo y digo:
-Si queremos volver, presionemos números anteriores al que presionamos, (cuatro y siete) y ahí veremos que resulta.
Íbamos a presionar los números y a mí se me ocurre preguntarle al hombre antes de irnos que ¿Dónde estábamos? Y él nos respondió:
-¡En cualquier lugar!, así se llama esta sitio…
-¿En qué año?...
-¡Año!... me contestó, bueno…
Me iba a decir cuando por las calles se escuchaban gritos, mucha bulla y disparos, querían matar a su jefe y querían gobernarse ellos mismos, mucha gente venía hacia nosotros, y el hombre desde acá ordenó:
-¡Regresen a sus hogares!...
Pero todos respondieron:
-Ahí está, matémoslo…
Nosotros subimos al ascensor y rezábamos por que todo resultara o si no, moriríamos aquí, el hombre subió también, pero no cabíamos los cuatro y él se quedó entre las puertas, mi amigo y yo presionamos al unísono los botones cuatro y siete y comenzó a moverse de arriba hacia abajo y no se cerraron las compuertas, entre medio de la silueta del hombre veíamos todo lo que antes no podíamos ver, por que la compuerta antes estaba cerrada, veíamos muchas luces de colores, preciosas y brillantes, como si hubiese estallado una estrella y además el ascensor moviéndose de arriba para abajo, eso era todo un espectáculo, se detuvo el ascensor con edificio y todo en medio de un campo precioso con una cabaña, nos bajamos y el hombre nos dijo que este era su lugar, antes de llegar allá, creía que era un sueño pero se acordaba y se daba cuenta de que este era el sitio al que pertenecía.
-¡Yo me quedo aquí muchachos!, ¡no sé ustedes!...
-Nosotros nos regresamos a nuestro hogar… respondimos.
El otro muchacho también decidió venir con nosotros, nos despedimos del hombre, él ya no tenía su herida en el brazo.
Nos subimos al ascensor y de nuevo presionamos los botones cuatro y siete, se cerro la compuerta y comenzó de nuevo a moverse de arriba abajo, sentíamos un poco de miedo y nos preguntábamos:
-¿Dónde iremos a parar ahora?...
Se detuvo el ascensor, se abrió la compuerta y un estallido de felicidad nos invadió, estábamos en casa de nuevo, nos bajamos del ascensor, salimos afuera y el muchacho nos miró y dijo:
-¡Bueno ahora yo me voy a casa!...
-¡Qué!, ¿tú vives aquí?... le dije.
-Más o menos cerca de aquí… contestó.
-Pero oye antes que te vayas dime, ¿en qué año estábamos allá?...
-Creo que en el 2058…
-¿Cómo llegaste tú allá?...
-De la misma forma que ustedes, yo acompañé a ese extranjero, que el hombre jefe mató, pero allá nadie se dio cuenta de mi presencia y me mezclé entre la gente de allá, ¡bien chau!, nos vemos… y se fue.
Yo comencé a observar el edificio y ya sabía que misterio escondía, y ¿si viajara otra vez?, en ese momento en que estaba pensando tantas cosas, el edificio comenzó a brillar y desapareció.
A nuestro amigo no lo volvimos a ver más y todo quedó en un inmenso misterio.
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